Te entiendo, sí. Te entiendo perfectamente.
El mundo infantil es agotador y seguro que lo dices, por tener que levantarte mil veces por la noche, o por tener que correr detrás de ellos, o por las horas inagotables de juego, o por el parque, o por el baño, la cena, el cuento…. Y un poquito más adelante, por los deberes, las extraescolares, las invitaciones…
Te entiendo, aunque realmente esto no es lo único agotador.
Los más agotador es entenderte con su lógica, que nada tiene que ver con la tuya.
¿Por qué no le dejas a tu amigo la bicicleta?, le preguntas a tu hijo intuyendo una pelea en el parque.
Porque no - te contesta enfadado.
¡Pero si no las estás usando! – le dices tú.
Ya, pero es mía – dice subiendo los hombros.
Sí, pero está parada – le razonas tú.
Me da igual – te insiste con tono desafiante.
Pero sólo va a dar una vuelta al parque – le dices apurada viendo la cara de su amigo.
He dicho que no – te dice dándose media vuelta y dirigiéndose a la bici.
Eso es de ser egoísta. ¡Déjasela ahora mismo! Él te dejó ayer la pelota – le dices mientras le sigues.
Es mentira – te responde dándose la vuelta bruscamente.
¿Cómo que es mentira si estaba yo delante? No se puede ser así, hay que compartir las cosas, o se la dejas o nos vamos ahora mismo – le respondes enfadada y sin dar crédito, sorprendida por esta actitud de tu hijo.
Entonces se sube en la bici y te responde “Que no me da la gana” y se marcha
Te inunda el enfado. No puedes consentir que se salga con la suya. Todo el parque te está mirando. Entonces le gritas, “¡¡Ven aquí ahora mismo!!”.
Pero no te hace ni caso y al final tienes que salir abochornada, corriendo detrás de él.
Está claro, tu lógica no es la suya.
Y esto te cansa y te afecta. Lógico.
Te afecta porque si esto se repite mucho, te sientes sin autoridad y temes no poder educarle porque no sabes cómo hacer para que te entienda y entre en razón. Te da miedo pensar en la adolescencia y te inunda un sentimiento de impotencia e indefensión. Lo peor es que empiezas a ver la catástrofe a la vuelta de la esquina.
¿No te parece qué tu respuesta sería otra si entendieras que muy en contra de tu propia lógica, tu hijo está absolutamente convencido de que si deja la bici su amigo se hace más poderoso que él, o que ya no se la va a devolver nunca, o que se va a creer con derecho a cogérsela siempre que le vea y por eso se niega a dejársela?
Sí ¿verdad?
Llevo muchos años trabajando con padres para que comprendan cómo son los niños (o los adolescentes) y sepan cómo conectar con ellos y hablarles para lograr sus objetivos educativos. Es una tarea que me gusta especialmente porque esta formación no sólo facilita la tarea a los padres, sino que también potencia el desarrollo de los niños y su inteligencia emocional y como resultado, los padres se sienten empoderados y satisfechos con su labor.
Si quieres que te informe de cómo trabajo y lo que puedes conseguir, puedes agendar una llamada conmigo. Es totalmente gratuita y no te compromete a nada, pero no es para todo el mundo. Es para aquellos que quieran afianzar su autoridad y liderazgo como padres y asegurar la armonía en la familia.
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Ángeles Barragán Galán Psicóloga Clínica, Coach Familiar y Orientadora Escolar. Col. M-8939
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