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Llevo 30 años trabajando como psicóloga clínica y en todo proceso terapéutico hay que revisar siempre la relación con los padres. Compruebo una y otra vez que los padres de mis pacientes lo hicieron lo mejor que podían, lo mejor que sabían, pero condicionados por sus propias dificultades provenientes de su infancia, no ayudaron a sus hijos a desarrollar todo su potencial. Normalmente las dificultades suelen pasar de una generación a otra, como si de una herencia se tratara. Incluso muchos profesionales, creen que se trata de una cuestión genética. Pero cuando se pueden modificar en terapia la falta de autoestima, de autoconfianza, la dependencia de los demás, la exigencia, la autocrítica constante, la búsqueda de la perfección, por nombrar algunas con las que seguro estás familiarizado, se demuestra que el aprendizaje y el ambiente son determinantes. En su mayoría, estas dificultades provienen de que los padres, repito, que sin querer y sin saber hacer otra cosa, no han ayudado a sus hijos a desarrollar modos de funcionamiento emocionalmente maduros, y han alimentado los modos inmaduros característicos de la infancia. Si por algo es importante recibir una buena formación cuando se es madre o padre, es para saber cómo hacer para que los hijos maduren correctamente, se sientan seguros de sí mismos y preparados para enfrentar los retos de la vida adulta, y no sólo para educar sin gritos y castigos. Pongamos por ejemplo, un tipo de familia en la que los padres creen firmemente qué si los hijos hacen todo lo que se espera de ellos, se comportan bien y son brillantes en los estudios, van a conseguir todo lo que se propongan y tendrán una vida fácil. Estos padres marcan claramente cómo hay que ser, cómo se ha de pensar y se esfuerzan en que los hijos se ajusten perfectamente a lo que creen que es lo correcto. Ronda en el ambiente la creencia de que las cosas han de ser perfectas e ideales y se sienten confundidos cuando aparecen problemas pues no saben muy bien cómo lidiar con ellos. Una fuente de problemas puede surgir si tienen hijos con carácter y personalidad que no estén dispuestos a ajustarse a formas de hacer impuestas y que no entienden. Estos hijos suelen rebelarse constantemente simplemente porque quieren ser ellos mismos, pero suelen ser un quebradero de cabeza para los padres. Otra fuente de problemas surge en el caso de tener hijos que se han ajustado perfectamente al modelo propuesto, siendo alumnos brillantes, maduros y responsables desde sus primeros años, pero se hunden cuando las cosas no les salen como están acostumbrados. Un suspenso, el enfado con un amigo, no ser elegido delegado, no encontrar el trabajo de sus sueños, lo sienten como si fuera una catástrofe y les genera gran ansiedad. Los padres tampoco ayudan mucho en este caso porque tampoco entienden los “fracasos” de sus “brillantes” hijos y también los viven con gran desconcierto. El modo de funcionar de esta familia, caracterizado por la visión de la realidad en dos extremos, el ideal o el desastre, corresponde a un modo de funcionar característico de la infancia que tan bien recogen los cuentos infantiles. En ellos los personajes son siempre ideales o malvados y no existen los grises ni los términos medios. Lo importante es que, con esta visión de la vida, poco pueden ayudar a madurar a sus propios hijos, bien porque rechacen la rebeldía y establezcan una lucha sin fin con ellos o bien porque no puedan ayudarles a asimilar los problemas, los errores o las limitaciones propios de la vida. Es por ello fundamental recibir una formación que permita a los padres ayudar a sus hijos para que se desarrollen plenamente, y de paso, aprovechar para revisar sus propios modos de funcionamiento. La infancia y la adolescencia de los hijos puede representar una segunda oportunidad de crecimiento para los padres. Si quieres conocer las posibilidades que esta formación podría proporcionarte tanto a ti como a tus hijos, agenda una llamada conmigo. Elige el día y la hora que prefieras y me pondré en contacto contigo para informarte de todo. AGENDA LA LLAMADA EN ESTE LINK Si lo prefieres, también puedes ponerte en contacto conmigo respondiendo a este email. Hasta pronto. Ángeles Barragán Galán Psicóloga Clínica, Coach Familiar y Orientadora Escolar. Col. M-8939 www.angelesbarraganpsicologa.com
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