Una de las cosas que más preocupa a los padres con los que trabajo es que sus hijos crezcan felices y sanos emocionalmente. Sin embargo, aunque siempre se enfrentan a ello con mucha ilusión y mucho amor, desconocen realmente cómo es el mundo emocional de los niños, qué necesitan para crecer felices o cuáles son sus fases de desarrollo. Normal, ¡es que los niños no vienen con un libro de instrucciones! Y claro, es lógico que con este desconocimiento muchos padres no sepan bien cómo actuar con ellos, cómo responder a sus demandas o cómo comunicarse con ellos para lograr entenderse. Y también es lógico qué sin herramientas y sin conocimientos, terminen sintiéndose perdidos y muchas veces, irritados y hartos. ¡Sí! Hartos de repetir las cosas y no conseguir nada, igual que si hablaran en otro idioma. Hartos de intentarlo con gritos o amenazas. Hartos del distanciamiento que esta falta de comunicación provoca. ¿Te suena? Menos mal que el amor hace que no nos rindamos ante las dificultades y saquemos siempre fuerzas para intentarlo de nuevo, porque educar a un hijo no es tarea fácil. Veamos por ejemplo, una de las situaciones que más suele alterar a los padres, el periodo del No, la fase que pasan todos los niños aproximadamente a los dos años y que es preámbulo de lo que ocurrirá en la adolescencia (palabras mayores, ¿verdad?). En este periodo, los niños dicen NO por norma a casi todo lo que se les pide y aunque es un periodo necesario y normal en el desarrollo, muchos padres no lo saben. O lo saben, pero manejarlo emocionalmente es otro cantar. Cuando se encuentran con el NO, muchos creen que su hijo no les respeta, otros que piensan que su hijo está empeñado en sacarlos de quicio, otros que lo están haciendo mal como padres porque su hijo no obedece, e incluso algunos temen que se esté volviendo un rebelde. El No les hace sentir que pierden el control, que la situación se les va de las manos y entran al trapo enfrentándose a ellos. Resultado: ¡Una rabieta! (y si es un adolescente, ni te cuento). Un niño de esa edad, que acaba de aprender a andar y es capaz de explorar el mundo por sí mismo con autonomía e independencia, necesita tener la impresión de que sus opiniones cuentan y de que tiene cierto control sobre su vida. Quiere que se le escuche. Quiere tener un lugar en este mundo. ¡¿Quién no?! A los adolescentes les pasa exactamente igual. Por eso no tiene sentido enfrentarse a ellos. Conocer el mundo emocional de los niños y adolescentes puede ser de mucha ayuda si queremos hijos sanos emocionalmente, así es que te animo a que ¡sigas leyendo mis próximos posts! Pero si además eres una persona con inquietudes que quiere formarse y aprender, que quiere resolver las dificultades antes de que se enquisten, que sabe que la gestión emocional es una asignatura pendiente, puedes también agendar una entrevista conmigo en la que podamos profundizar en cómo puedo ayudarte para que el camino de la educación de tus hijos sea un proceso de crecimiento para todos.
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Ángeles Barragán Galán
Psicóloga Clínica, Coach Familiar y Orientadora Escolar. Col. M-8939
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