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  • Foto del escritorÁngeles Barragán Galán

Cuando consigues lo contrario de lo que te proponías con tus hijos y no entiendes nada.



Sueles explicar a tus hijos lo que cuestan las cosas y el esfuerzo que has hecho para conseguirlas. Quieres darles ejemplo de lo que te ha servido a ti, para que el día de mañana, puedan desarrollarse profesionalmente y alcanzar lo que deseen en sus vidas. No te valen las cosas mediocres, para ti las cosas están bien hechas o mal hechas y te esfuerzas al máximo por conseguir la excelencia en todo lo que haces. Esperas lo mismo de ellos, y por eso les hablas y aprovechas cualquier ocasión para mantener con ellos una conversación en la que les puedas transmitir tus valores. Lo que hay que hacer, lo correcto, el saber estar, el reconocimiento profesional, el respeto de los demás son tus máximas, y te esfuerzas en manifestarlo. Quieres que tus hijos lo aprendan. Sueles estar muy pendiente de sus logros, y les premias, aunque sueles también indicarles qué si hubieran puesto un poco más de atención, probablemente hubieran sacado mejor nota. No quieres que se confíen. Pero un día te llaman del colegio. Os dicen que, aunque es pequeña, tu hija se bloquea muy fácilmente ante cualquier dificultad. Tienen la impresión de que no se atreve a intentar las cosas por miedo a fallar. Sienten que está bloqueada o que le falta motivación. No entiendes nada. ¿Falta de motivación? ¿Pero si no llevas haciendo más que otra cosa desde que nacieron ella y su hermano? ¿Qué ha pasado? Tu pareja casi no se atreve a decírtelo, sabe que enseguida vas a defender tu postura. Es lo que te ha servido a ti y sabe que no estás dispuesto a escuchar una opinión diferente. Si me permites, voy a decírtelo yo. Sé que todo lo que le has dicho, era por su bien, porque a ti te ha servido, porque es tu visión de la vida y te ha dado resultado, porque no sabes navegar bien en los grises y en los tonos intermedios de la vida y porque todo lo que no sea excelente te parece mediocre, y no quieres eso para ella. Es verdad que a veces te pides demasiado y no te dejas disfrutar de los pequeños detalles, del aquí y el ahora, y que tu lucha por ser mejor no tiene límite, pero de momento no sabes ser de otra forma. Lo que le pasa a tu hija es que probablemente no se ha sentido motivada, sino presionada a alcanzar la perfección. Te ha visto tan capaz, sabiendo siempre lo que hay que hacer, con las ideas tan claras, que ella se siente muy pequeña. Es consciente de lo poco que sabe y cuando las cosas no le salen a la primera, cree que no le van a salir nunca. Por eso no quiere intentarlo de nuevo y se bloquea, porque teme decepcionarte y no estar a la altura de lo que esperas de ella. Siempre recuerdo con mucha satisfacción las palabras que Jorge Valdano le dijo a un jovencísimo Raúl en su debut en el Bernabéu: “Sal y diviértete”. Y esas palabras le animaron, le motivaron y dieron buen resultado. Tuvo confianza en él. Así de simple. Si eres de los que te exiges mucho y siempre crees que lo podrías haber hecho mejor, si te identificas con lo que estás leyendo, te animo a que agendes una llamada conmigo para explicarte qué puedes hacer. Elije el día y la hora que mejor te convengan y hablemos.


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La llamada es gratuita y no te compromete a nada, pero es sólo para aquellos comprometidos con adquirir todas la herramientas para potenciar al máximo el desarrollo de sus hijos.



Ángeles Barragán Galán Psicóloga Clínica, Coach Familiar y Orientadora Escolar. Col. M-8939

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