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Cuando das todo por tus hijos, pero no da resultado.

Foto del escritor: Ángeles Barragán GalánÁngeles Barragán Galán


Estoy segura de que te habrás visto muchas veces en una de las situaciones que muchos padres me comentan y que les preocupa enormemente, las muestras de desagradecimiento en los hijos.


Estamos acostumbrados a intentar que sean felices y tratamos de proporcionarles todo lo que nos piden o creemos que les va a satisfacer, ¿verdad?


Y claro, por supuesto esperamos que se den cuenta de nuestros esfuerzos, de nuestro interés en ellos, de nuestros sacrificios, de cómo dejamos muchas veces de lado nuestros hobbies, nuestro tiempo libre.


Y lo hacemos con gusto, todo por ellos, a veces tratando de hacer aquello que nos hubiera gustado a nosotros tener de pequeños y no tuvimos, queriendo que tengan una infancia maravillosa que les haga sentirse con cimientos fuertes para enfrentar los sin sabores que la vida y esperamos que finalmente sean agradecidos.


Pero, ¿qué es lo que suele ocurrir cuando a pesar de nuestra buena intención no acertamos con algo? ¿te ha pasado alguna vez que no has elegido bien el regalo de cumpleaños?


Si, ese día en que después del interés, el sacrificio y el esfuerzo por comprarle las deportivas que había pedido, se lo das, esperando su cara de felicidad y satisfacción, esperando un abrazo de agradecimiento que te iba a hacer sentir la mejor mamá del mundo, el mejor papá del mundo, abre el regalo y delante de todos sólo dice ¡Qué feas, NO SON LAS QUE QUERÍA! Y se levanta enfadado de la mesa, tirando la silla al levantarse.


Y claro, en ese momento, el mundo se te cae encima.

Tu madre te mira. Tu suegra también.


Sólo sientes vergüenza y rabia. La situación es totalmente embarazosa. Sólo querrías desaparecer de allí. No sabes cómo actuar.


¿Cómo puede hacerte eso después de tu esfuerzo, de tu ilusión?


¿Cómo puede portarse así delante de todos?


¿Qué estarán pensando de ti?


La cara de tu madre y tu suegra hablan por si mismas. Te da rabia que piensen que tienen razón cuando te dicen que no sabéis educar a vuestros hijos.


La rabia te aumenta. Entonces gritas. Tienes que demostrar que sí sabes, que sí eres una buena madre/padre capaz de hacer que sus hijos te respeten, que sabes educar y poner límites. Si, gritas, y mucho. Porque no entiendes qué ha pasado, y porque tu también crees que mereces reconocimiento y respeto. Entonces la reprendes delante de todos, le dices que si se porta así de mal, el próximo cumpleaños no tendrá regalos, es más, que si sigue así no lo vais ni a celebrar. Tu hijo llora y se niega a volver a sentarse en la mesa.


Te sientes mal por dentro, no habías imaginado un cumpleaños así. Te sientes empujada a regañarle porque las emociones pueden contigo. Tu pareja intentando mediar dice que no es para tanto, lo que empeora las cosas, ahora te sientes doblemente traicionada/o.


Otra vez más, las cosas se han escapado a tu control. Te sientes enfadada/o y distanciada/o de todos.


Después puede que incluso triste.


¿Por qué actúa así? ¿Tan mal lo haces? ¿Es que no te quiere?


No dejas de darle vueltas. Te preocupas. ¿hay alguna otra forma de manejar este tipo de situaciones?


Si, la hay. Pero no significa que lo hagas mal, ni que no te quiera. Ni siquiera que sea un desagradecido.


Es sólo que necesitas entender cómo funcionan los niños y comprender su mundo emocional para saberte comunicar con ellos. Esta no es más que una de las situaciones que pueden llevar a los padres a darse cuenta de lo importante que es la gestión emocional en la educación de los hijos. Es necesario saber cómo actuar en momentos de emociones intensas y que la opinión de los demás no nos presionen a actuar reactivamente. Los niños no tienen capacidad de gestionar las emociones a no ser que nosotros les enseñemos.


¡¡¡En el próximo post hablaré más sobre esto!!!


Recuerda, es fácil cuando se aprende.


Si te interesa el tema hablemos para ver cómo puedo ayudarte para entender cómo son los niños, para que puedas comunicarte con facilidad con ellos y puedas sentirte verdaderamente conectada, conectado, incluso en las circunstancias más difíciles.


Hablemos:


Y no olvides rellenar el cuestionario:



Ángeles Barragán Galán


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