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Foto del escritorÁngeles Barragán Galán

¡¡¡¡SOCORRO, mi hijo tiene celos!!!!




¿Sientes celos cuando eres el tercero excluido de una relación?


Si dos amigas quedan para tomar café y no te llaman, se pasa mal, o si los amigos no te incluyen en los planes de un viaje, también se pasa mal, incluso se pasa mal, si tu jefe cuenta con tu compañero para un proyecto y no contigo.


Cuesta sentirte excluido, ¿verdad?


Estas situaciones pueden despertar sentimientos como que ya no importas, o que el otro es mucho mejor que tú y por eso te dan de lado.


¡Y seguro que tienes que dedicar tiempo a pararte a pensar y deshacerte de tales temores!


Cierto, convivir con los celos no es fácil.


Si esto nos puede ocurrir siendo adultos, ¿imaginas lo difícil que es para los niños cuando les asaltan los celos, cuando tienen que compartir con otro hermano el cariño, la atención y el amor de sus padres?


¡Cómo no van a sentirse mal cuando presencian cómo “sus papis” atienden amorosamente a su hermano!


Bueno, se sienten bien y mal a la vez. Bien porque ellos también están contentos de tener un hermano y unos padres tan cariñosos. Mal porque empiezan las dudas internas, ¿le querrán más a él?, yo también soy pequeño ¿por qué tengo que esperar a que me atiendan?, y si es más listo, más guapo, más gracioso que yo, ¿qué hago? ¿me seguirán queriendo?


¿Entiendes que suelten por su boca lo primero que se les ocurre cuando tienen que convivir con el bebé recién llegado, o que su mano que se estampe “sin querer” en su cara? ¿comprendes las peleas constantes por un juguete, por la peli que van a ver, por el jersey que iban a compartir tan amorosamente hasta que llega la hora de hacerlo?


Sí, los celos son absolutamente normales.

Sin embargo, los celos suelen producir en los padres una mezcla de sentimientos difíciles de tolerar.



En fin, hay momentos en la familia que no son fáciles para nadie.

Pero, ¿Te has planteado que quizás los celos son la oportunidad perfecta para aprender a convivir con los demás?


¡Cuántos no lo logran, y siguen años más tarde, ya en la edad adulta, creyendo que son únicos y exclusivos o que el mundo tiene que girar en torno a ellos!


Efectivamente los celos son inevitables y su aparición no depende de los padres, pero su manejo sí lo es y tiene una función fundamental.


Ahora bien, esto no significa que haya que eliminarlos, que haya que castigar, regañar, o enfadarse.


Los celos hay que tramitarlos. De otra manera, se enquistan.


El principal obstáculo que impide a muchos padres manejar adecuadamente los celos, es la incapacidad para tramitar las emociones y los sentimientos negativos.


No nos suelen enseñar a expresar la agresividad, el enfado, el disgusto, la decepción, o los miedos y mucho menos a hablar de ellos.


Sí, porque muchos padres se preguntan: ¿Si hablamos de los celos estaremos dando permiso para que éstos se instalen? ¿No le estaremos dando permiso para seguir siendo celoso? ¿No es algo que tenemos que evitar? ¿No tenemos que hacerle sentir que están mal?


Definitivamente NO.


No hay remedio mejor que sentirse entendido y comprendido, especialmente para poder pensar después sobre lo que uno está sintiendo.


Por ello, si te interesa saber más sobre cómo hablar de las emociones, cómo comunicarte de forma efectiva con tus hijos para que se sientan comprendidos y establecer así una conexión firme y duradera con ellos, si sientes que necesitas ayuda para tramitar el mundo emocional en tu familia, te invito a que hablemos sin compromiso.


Hablemos:


Rellena también este cuestionario:


Ángeles Barragán Galán

Psicóloga Clínica, Coach Familiar

y Orientadora Escolar

Col. M-8939



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